10 »¡Maldito el que sea negligente para realizar el trabajo del Señor!
    ¡Maldito el que de la sangre retraiga su espada!

11 »Moab ha vivido en paz desde su juventud;
    ha reposado como el vino.
No ha pasado de vasija en vasija
    ni ha ido jamás al exilio.
Por eso conserva su sabor
    y no pierde su aroma.
12 Pero vienen días», afirma el Señor,
«en que enviaré gente que moverá a Moab;
    vaciará sus vasijas y romperá sus cántaros.

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